La capital de Antioquia es una ciudad tropical con un clima propicio para una vida urbana volcada hacia el exterior. Es lo que debería suceder en el centro de Medellín, por ejemplo. Sin embargo, la inseguridad vivida por décadas ha generado un miedo colectivo, palpable aún hoy. Por otro lado, la historia de su desarrollo urbano, desde de los años cincuenta, ha producido una urbe que privilegia al vehículo motorizado sobre otras formas de movilidad, incluida la peatonal.
Esto contribuye a que sus calles sean asumidas como lugares inseguros y como simples infraestructuras para el transporte. Así se deja rezagado el potencial que tienen para ser escenarios del desarrollo colectivo de la comunidad.
En 1995 se inauguró el metro. Es un sistema de movilidad que, al crecer con los años, ha promovido el transporte limpio. Además, ha facilitado el acceso a muchos sectores de la capital antioqueña. No obstante, por ser un viaducto elevado afectó también las calles paralelas en su recorrido.

Los bajos del viaducto del metro son ahora espacios públicos para el encuentro y la movilidad sostenible. Fotografía: Cortesía Arquitectura y Espacio Urbano (AEU).
Esto es particularmente evidente en el centro de la ciudad, donde los lugares a la sombra del metro se han convertido en áreas urbanas caóticas y sin una vocación determinada.
En 2012, el Departamento Administrativo de Planeación de Medellín impulsó la ejecución del Plan MED Centro. Es una iniciativa que busca planificar la ciudad mediante acciones enfocadas en la sostenibilidad y la equidad. Una de sus líneas estratégicas consiste en mejorar el espacio público para la convivencia y generar actividades para su vitalidad permanente en el centro.
Énfasis en los peatones del centro de Medellín
En mayo de 2014, la firma Arquitectura y Espacio Urbano –AEU–, dirigida por los arquitectos Verónica Ortiz y Carlos Puerta, ganó un concurso convocado para la readecuación de la carrera Bolívar, en el marco de la recuperación integral del centro de Medellín.
Este proyecto apuntó a mejorar la permanencia y el tránsito de los peatones cualificando esta vía. Además, la intervención fue el detonante para que los arquitectos implementaran estos principios en otras partes del sector, como la plaza Botero, la avenida La Playa, el pasaje Junín y la plaza de la Estación del Metro San Antonio, entre muchos otros.

Gracias a estas intervenciones urbanas, las calles del centro de Medellín se han convertido en pasajes peatonales dotados de vegetación y amueblamiento. Imagen: Cortesía Arquitectura y Espacio Urbano (AEU).
La labor de AEU consistió en concebir ambientes públicos tropicales que reconfiguraran el entorno urbano sin arrasar con lo existente. Se trata de un ejercicio cuidadoso, en el que se crea pensando en todos.
“Uno de los principios con los que trabajamos este tipo de proyectos es el espacio indeterminado. Esto nos permite diseñar de tal forma que coexista una multiplicidad de maneras de habitar la ciudad. Esto incluye a los niños hasta los ancianos, los peatones y los ciclistas”, afirma Carlos Puerta.
Asimismo, la metodología de esta firma antioqueña, en la que todo se diseña con software de modelado 3D, permite entender el entorno urbano desde la perspectiva del habitante y no desde la mirada lejana, desde arriba, tradicional de la planeación de las ciudades.
Confort y seguridad
Para los arquitectos también fue fundamental diseñar estos proyectos en función del confort en el espacio público. Esto hace referencia a aquello que contribuye a que una persona se sienta cómoda y segura, como la talla de los árboles para no impedir la visibilidad y proveer sombra.
También tuvieron en cuenta el contexto específico de cada intervención y adaptaron cada punto a su relación con los edificios institucionales, sistemas de transporte y a su vocación de lugares para el tránsito o la congregación.

Además del diseño, AEU se encargó de la dirección de las adecuaciones mediante el manejo de la comunicación y coordinación con las diferentes entidades y actores involucrados en cada proyecto.
Aquí los arquitectos trascendieron la condición de ser simplemente los diseñadores para convertirse en gestores de las transformaciones urbanas. En sus palabras, esto representó el 60 % de su labor.
Enfoque sostenible en el centro de Medellín
El inicio del proyecto coincidió con la primera alarma ambiental en Medellín. Este hecho hizo que tanto la administración como el equipo profesional encargado incluyeran estrategias que se alinearan con una ciudad sostenible a partir de las intervenciones.
Todo esto fortalecido por iniciativas que promueven el uso de sistemas masivos de transporte y la movilidad peatonal y alternativa. La elección de materiales y de mano de obra locales disminuyó los costos y la huella de carbono asociada al transporte de insumos. Además, generó empleo al mismo tiempo.
La sostenibilidad aquí aborda lo ambiental, pero también lo económico y lo social. Esto los llevó a ganar el Premio a la Excelencia en Arquitectura Sostenible Vidrio Andino 2021.

Estas obras le han dado al centro de Medellín una nueva vida. Han reconstruido sus calles y espacios públicos. Además, los han convertido en zonas para el tránsito y el encuentro de todos, en medio de la vegetación tropical de la región.
Sus arquitectos, que participaron de manera activa en las gestiones técnica e institucional, han consolidado una urbe más sostenible desde muchos ámbitos.
La arcaica mirada sobre la calle como un asunto de infraestructura ha sido reemplazada por una perspectiva que la entiende como el lugar que nos permite habitar la ciudad y el escenario de nuestra vida colectiva.