1. Refugio Colibrí
El proyecto Refugio del Colibrí, localizado sobre la laguna de Fúquene, en Cundinamarca, representaba un reto sostenible debido a que el lote está en una región montañosa de topografía inclinada y tiene una vista inigualable a la laguna.

Los arquitectos, la firma Taller Dos Arquitectos, debían aprovechar todos estos elementos y condicionantes para diseñar una propuesta que armonizara con el paisaje natural y lograra que todos los espacios interactuaran con el entorno.

Este desarrollo consiste en cinco unidades habitacionales tipo cabaña, conformadas por una alcoba, baño y terraza. Adicionalmente, cuenta con un restaurante de 130 metros cuadrados.
“Acá la sostenibilidad se fundamenta en materiales económicos y un sistema de climatización muy básico, pero muy lógico; consiste en generar unos aleros considerables para proteger el volumen del asoleamiento y las fuertes lluvias, levantar los volúmenes del suelo y crear un muro entamborado para aislar el interior de las bajas temperaturas en la noche”, aseguran desde Taller Dos.

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2. Casa Sin Huella
Esta obra, de la firma A-01, dirigida por el arquitecto alemán Oliver Schütte, exploran la idea de la sostenibilidad en arquitectura como un sistema que forma parte de una red cultural y técnica que trasciende a la arquitectura misma.

Así, el primer prototipo de la Casa Sin Huella se construyó en la localidad de Ojochal, en Costa Rica. Este modelo de vivienda pone a prueba una forma de vida doméstica descarbonizada digna, sin necesidad de renunciar al confort, al mismo tiempo que es un recurso que alimenta la investigación que lidera Schütte.

La arquitectura de esta propuesta se define a partir de un núcleo central que contiene la cocina, los baños, un cuarto de lavado y armarios. En torno a este se construye un habitáculo que alberga dos alcobas, un comedor y un salón.

El sistema estructural de esta primera versión se construyó en acero, mientras las fachadas se diseñaron como celosías abatibles de madera que, al abrirse y cerrarse, controlan la ventilación del espacio y su relación con el paisaje exterior.

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3. Una casa sostenible en Florida
Los arquitectos de la firma Strang Design aplicaron estrategias sostenibles en el diseño de esta casa, ubicada en Fort Lauderdale, Florida, para hacerla amigable con su privilegiado entorno natural

La casa está ubicada alrededor de los robles existentes. Detalle que lo que la hace sentir atemporal y en armonía con la naturaleza. Su diseño utiliza un marco rectilíneo con generosos ventanales de piso a techo en sus fachadas. Esto para adaptarse a las condiciones específicas del sitio y al clima cálido, a la vez que aprovecha las visuales al entorno natural.

Asimismo, el equipo expandió la casa dentro de la arboleda, al tiempo que adoptó características de diseño sostenible y tecnologías de bienestar para cumplir con los requerimientos de los clientes, que buscaban un hogar contemporáneo pero en armonía con la naturaleza.

Entre sus movimientos de diseño sostenible están la ventilación cruzada, los voladizos profundos y una matriz de paneles solares en el techo. Además, la iluminación de la casa funciona en respuesta a los ritmos circadianos con la opción de programarse, mientras que un sistema de agua mecánico trata y mejora la calidad del suministro local del líquido.

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4. Aula en San Jerónimo
Para el diseño del proyecto en Colombia, la fundación contactó a la firma Plan B, liderada por los arquitectos Felipe Mesa y Federico Mesa quienes proponen una arquitectura en la que el sistema estructural lo resuelve todo. Su estructura portante, construida con troncos de madera inmunizada, se configura como una gran cubierta a dos aguas con amarres horizontales, en el mismo material.

El resultado es una sección en forma de A que sirve para dar estabilidad de manera sencilla, pero que además concibe una espacialidad unitaria. Una altura generosa que, debido a la pendiente, permite evacuar el agua de la lluvia rápidamente. Así, la estructura del proyecto trasciende su función de soporte para ser ella misma la arquitectura, una sola inteligencia que lo integra todo.

Por fuera, revistieron la estructura con hojas de palma en la parte alta y vidrios antirreflectivos en los laterales de la base. En los frentes dispusieron puertas de cañabrava y madera, que permiten abrir completamente el aula. Parte de los materiales fueron comprados gracias a la gestión de la fundación Tagma, y también consiguieron donaciones de materiales nuevos y reciclados.

En la parte superior aparecen dos plataformas con paneles solares que generan más de la energía necesaria para la operación del aula. Todo esto complementa los sistemas autosuficientes del proyecto. Los que incluyen tanques para la fitorremediación del agua –proceso de depuración del líquido–, luces led, recolección de aguas lluvias y, desde el punto de vista de sostenibilidad social, un trabajo importante con la propia comunidad.
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