En las ciudades con tradición futbolera —Londres, Nápoles, Buenos Aires—, los estadios son centros urbanos importantes, que se relacionan con la identidad de la arquitectura local y se entremezclan con los lugares en los que están implantados.

En estas urbes, las canchas no se encuentran alejadas de los centros, están comunicadas mediante autopistas y se hallan rodeadas de lotes de parqueaderos —como pasa en otros países—, sino que están inmersas entre el paisaje urbano, muchas veces en medio de barrios residenciales. Ese es el caso del icónico Santiago Bernabéu, que se erige en el corazón de la capital de España y es el hogar de uno de los mejores equipos del mundo: el Real Madrid.

Precisamente por la importancia que tiene esta megaestructura tanto en el fútbol como en la cultura popular de la ciudad, era inminente una renovación. El estadio, inaugurado el 14 de diciembre de 1947, ha tenido varias modernizaciones desde entonces, pero la actual, a cargo de la firma L35 Architects, es probablemente la más ambiciosa.

La propuesta para la renovación del estadio
Se está gestando desde 2012, cuando este estudio —de origen español y presencia internacional, gracias a sus 25 socios y su equipo de más de 200 personas— hizo la propuesta, en colaboración con GMP y Ribas & Ribas, que resultó ganadora en el concurso que organizó el Real Madrid.

Tristán López-Chicheri, CEO-Senior Partner de L35 Architects, cuenta que la participación en el concurso no fue fácil, pues los competidores tenían un alto nivel. “A la hora de gestar la propuesta, una de las cosas que nos preocupaban era que no queríamos que fuera el típico estadio en el que todo alrededor es uniforme».

«Los estadios, desde afuera, se ven todos iguales. Queríamos que fuera un Bernabéu cambiante: es un edificio dedicado al deporte, así que debe transmitir dinamismo. El visitante, a medida que rodea la estructura, se va encontrando con diferentes situaciones de fachada, con una geometría asimétrica y fluida”.

Este dinamismo aporta a la relación que tiene el estadio con la ciudad. “Decíamos, a manera de broma, que antes de la renovación había 57 puertas y ninguna entrada”. Ahora, en aras de evitar el hermetismo, todas las aperturas se adaptan a sus usos, y la entrada principal se conecta con el exterior ya no a través de un parqueadero, sino de una plaza peatonal que va a dar a la avenida Paseo de la Castellana, una de las más importantes de Madrid.

En el lado oriental, relacionado con la plaza de los Sagrados Corazones —desde la que hay una buena vista al edificio—, está el ingreso institucional, con otra plaza privada, de uso público, y con jardines que cubren el estacionamiento subterráneo.

El diseño de L35 Architects debía ser flexible porque tenía que adaptarse al estadio existente, cuyo esqueleto primario continúa estando en el interior del nuevo edificio. El reto consistía en completar la obra mientras el complejo seguía en uso.

Esa fue la razón por la que la remodelación tardó tanto —de hecho, L35 también se encargará de la renovación de El Campín, en Bogotá, donde se enfrentarán a un desafío similar—. Es tal la complejidad de una labor así, que López-Chicheri dice que quizás habría sido más fácil y rápido hacer un proyecto desde cero.

Una de las razones por las que esta propuesta arquitectónica fue la ganadora del concurso es que pretende que el edificio sea un ícono de la ciudad. “Normalmente, los íconos llegan a obtener ese título con el tiempo, no necesariamente se piensan así desde su gestación. Así que concluimos que una manera de conseguirlo es que algo de su identidad sea reconocible incluso si solo se ve una parte. Si ves un fragmento de la torre Eiffel, la vas a poder reconocer de inmediato. Con el Bernabéu queremos lograr lo mismo: que la parte hable del todo”.

El nuevo Santiago Bernabéu cuenta con una cubierta retráctil que permite techar todo el edificio. Además, tiene un novedoso sistema para cuidar la gramilla: la cancha de fútbol puede descender y ser remplazada y cubierta por un entrepiso provisional.

Con esta tecnología, el complejo puede funcionar como sede de eventos distintos de los deportivos, sin afectar el pasto de la casa del Real Madrid, como los cuatro conciertos que allí hizo la cantante colombiana Karol G, el mes pasado, y que solamente al club de fútbol le dejaron una ganancia de 18 millones de euros.