Un hotel en Barichara que abraza el paisaje y pausa el tiempo

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Un hotel en Barichara que abraza el paisaje y pausa el tiempo

Cortesía Baral Studio

En la lengua guane, guatí significa “el canto de la loma”. Por eso el hotel se llama Casa Guatí, fue una referencia directa para su diseño. “Queríamos que reflejara esa sensibilidad: los cantos de los pájaros, el viento, el silencio del paisaje”, cuenta el arquitecto. La intención era clara: que el lugar evocara paz, desconexión, una pausa necesaria.

casa guatí

El arquitecto Alejandro Villamil Meléndez, de Baral Studio, fundador de la firma que lideró el proyecto que, desde el inicio, tuvo como hilo conductor el recorrido. “El terreno tiene una pendiente pronunciada, así que el diseño propone descubrir el hotel a medida que se desciende desde el acceso superior hasta llegar al corazón del proyecto: la zona social y la piscina infinita”, explica. Y de esta forma, el recorrido es una transición hacia el descanso.

hotel

Lo anterior se aprecia en cada detalle de su arquitectura. Las nueve habitaciones del hotel, el restaurante, el bar, el spa y la piscina están organizados de forma orgánica, siguiendo un eje descendente que facilita la operación sin romper la experiencia del huésped. Cada espacio está orientado hacia la vista: la catedral del pueblo y la majestuosa serranía de los Yariguíes.

Desde la llegada, además, el visitante se sumerge en una atmosfera distinta. Por ejemplo, las texturas de la tapia pisada, los muros de piedra a la vista, el piso en barro cocido y la madera expuesta hacen parte del concepto de la obra, un esfuerzo por mantener los materiales del lugar y en diálogo con la historia de la región. “Cada elemento conversa con la tradición arquitectónica de Barichara”, afirma Villamil.

El proyecto, sin embargo, no estuvo exento de retos. “Empezó durante la pandemia. Tuvimos que parar tres meses y en algún punto consideramos cancelarlo por la incertidumbre. Pero decidimos continuar, con miedo y todo, con la certeza de que estábamos construyendo algo con propósito”, recuerda Villamil.

Detalles del diseño del hotel Casa Guatí

Uno de los sellos más importantes del proyecto es la impronta personal de su dueña, Sonia Meléndez, quien no solo acompañó todo el proceso, sino que participó activamente en los detalles: diseñó lámparas tejidas a mano, bordó los tapices de las habitaciones y cuidó cada rincón con afecto. “Es un proyecto lleno de cariño en cada rincón”, asegura el arquitecto.

Como datos curiosos que componen el diseño de este hotel, en la suite principal, una ducha al aire libre permite bañarse bajo el sol. En el área común, un horno de barro artesanal —hecho por el artista Gabriel Rey— se usa para preparar pizzas que evocan los encuentros cálidos. Nada está puesto al azar.

Casa Guatí no es un hotel convencional. Es un lugar pensado para permanecer. Un refugio donde el tiempo se diluye entre la calma, el paisaje y la materia. Como dice Villamil: “Es un lugar donde se desacelera el tiempo, se contempla, se respira distinto. Un lugar para estar”.

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