Este apartamento en Bogotá es como ‘una casa en un cuarto piso’

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Este apartamento en Bogotá es como ‘una casa en un cuarto piso’

Iván Ortiz

Miguel Soto, arquitecto bogotano, aborda la sala de su vivienda como un escenario donde se entrelazan la experiencia del espacio, la narrativa visual y una identidad de diseño que rinde homenaje a su predecesor, Guillermo Bermúdez. 

Miguel Soto. Fotografía: David Rugeles.

Este espacio, ubicado en un edificio diseñado por Bermúdez a finales de 1980, se caracteriza por su esencia universal y fluidez. La intervención de Soto no es una ruptura radical, sino una reinterpretación que respeta la esencia original al transformar la disposición de los ambientes para fomentar la interacción social.

La vivencia de este espacio se manifiesta mediante la circulación vertical, que genera una conexión orgánica entre los niveles de la vivienda, elemento que permite “concebir este apartamento como una casa en un cuarto piso”, según Soto. 

En vez de pasillos, el arquitecto opta por una circulación más vertical que horizontal, jugando de esta manera con niveles que fluyen entre los espacios. La integración entre el salón, el estar familiar y el comedor invita al movimiento y la convivencia. 

Detalles del apartamento

La luz natural, otro protagonista clave, inunda el espacio desde el norte y el sur, dotándolo de calidez y vitalidad a lo largo del día. Esta iluminación resalta la materialidad del lugar: pisos de madera y cemento esmaltado, junto con paredes pintadas en tonos neutros, que se convierten en un lienzo perfecto para el mobiliario y el arte.

Esta sala se construye por medio de una cuidadosa elección de muebles y elementos decorativos, que aportan un carácter atemporal. El color y la textura de los objetos dan vida al espacio, para no depender de una paleta cromática en las paredes. Este enfoque pone de relieve la influencia de Bermúdez, quien promovía la sencillez y la funcionalidad, principios que Soto ha adoptado y adaptado en su propia práctica.

El sello de Miguel Soto se manifiesta en la manera en que celebra la arquitectura de Bermúdez, creando un ambiente que es tanto familiar como social. La sala se convierte en un sitio donde se desarrollan diversas actividades, reflejando la versatilidad y el respeto por la historia arquitectónica que la precede. En este sentido, la obra de Soto no solo es un homenaje, sino una evolución que invita a vivir la arquitectura en forma más plena y consciente.

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