Memoria y tradición: una vivienda en Barichara que se adapta a la región

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Memoria y tradición: una vivienda en Barichara que se adapta a la región

Mateo Pérez

En esta vivienda, diseñada por el arquitecto bogotano Alejandro Saldarriaga, fundador de Alsar Atelier, trabajada en colaboración con el arquitecto Germán Bahamón, se reinterpreta el lenguaje constructivo de Barichara mediante una mirada contemporánea, consciente del territorio y sus saberes.

Los clientes, una pareja joven con un marcado interés en el diseño y la sostenibilidad, buscaban una casa de descanso que no imitara la tradición local, sino que la releyera con nuevos ojos. Rechazaron fórmulas prefabricadas y decidieron acudir a Saldarriaga, entonces recién egresado de la Universidad de Harvard, atraídos por la frescura de su aproximación proyectual.

El encargo exigía algo más que una vivienda: pedía una reflexión sobre el habitar rural y una construcción posible dentro de los límites materiales, técnicos y económicos de la región.

Barichara carece de una industria del vidrio consolidada: las aperturas en sus construcciones, puertas y ventanas se suelen trabajar en madera. Las tejas y ladrillos se moldean a mano, pieza por pieza.

A partir de este conocimiento directo del contexto, Saldarriaga y su equipo optaron por articular la propuesta desde lo local: emplear la piedra extraída de la región, respetar los métodos de fabricación artesanal y asumir una lógica constructiva acorde con la mano de obra disponible. Pero más allá del repertorio material, lo que definió el gesto inicial fue una lectura atenta del paisaje.

La arquitectura dentro del casco urbano se define por muros blancos y puertas de colores visibles a escala peatonal, mientras que en la zona rural predomina la silueta de las cubiertas. “La reflexión fue pensar la cubierta como una hoja que cae de un árbol y se posa sobre la montaña”, explica Saldarriaga, en alusión al gesto formal que da sentido al proyecto. 

A partir de esa imagen, el techo se convierte en el concepto rector del lote y de la estética del paisaje rural. Esa cubierta —una pendiente continua inclinada en dos direcciones— responde tanto al perfil del terreno como al deseo de crear una imagen reconocible desde la distancia. Para lograrlo, las tejas se dispusieron en diagonal, con el fin de resolver al mismo tiempo la evacuación del agua y aportar una estética singular.

La arquitectura de la vivienda

La casa está organizada en siete niveles, adaptados a la pendiente. Desde la cota más alta, donde se ubican los espacios privados —habitaciones y estudio—, se desciende progresivamente hacia la cocina, el comedor y las terrazas exteriores.

Esta secuencia espacial acompaña el recorrido natural del terreno y produce una experiencia arquitectónica fluida, en la que cada estancia parece abrir una nueva ventana sobre el paisaje.

Formalmente, la arquitectura se compone de volúmenes pétreos, blancos, que recuerdan los muros monolíticos tradicionales. Estos llenos se intercalan con vacíos habitables, creando un juego de opacidad y transparencia, sombra y luz. Algunas pequeñas horadaciones en la cubierta permiten el contacto con el cielo, así como el ingreso de la lluvia en patios y duchas.

El gesto tectónico en el techo, con su extensa esterilla de madera soportada por columnas y vigas dobles que expresan su jerarquía estructural, confiere unidad al conjunto.

La materialidad está cuidadosamente calibrada: un basamento construido en piedra local, empleada también en los suelos exteriores, contrasta con los tradicionales muros blancos de la región y con el concreto porcelanizado en tono ocre utilizado para los pisos interiores, que le otorga un carácter contemporáneo al espacio. 

En medio de una paleta sobria, un muro amarillo acabado en pañete de tierra se destaca como elemento focal. Pensado inicialmente en tapia pisada y resuelto finalmente con una técnica local alternativa, el muro delimita la cocina, que no solo es el corazón funcional de la casa, sino su centro social.

La vida de esta pareja gira en torno a la cocina, a la comida y a los amigos, por lo que un comedor generoso, en lugar de la sala tradicional, se convirtió en el centro de gravedad de la vivienda, elección que marcó profundamente la organización del programa.

A lo largo del proceso constructivo se enfrentaron retos importantes. El acceso al lote era complejo y exigió soluciones improvisadas, como el uso de poleas para subir materiales por la montaña arcillosa; sin embargo, el trabajo con contratistas locales permitió una ejecución ajustada a la escala del lugar. Las formas geométricas no tradicionales y la cubierta de pendiente singular representaron grandes desafíos, pero se asumieron con entusiasmo y destreza.

Con esta propuesta se logra establecer una relación respetuosa y audaz, a la vez, con el paisaje. “Fue un ejercicio de buscar la innovación dentro de lo que los parámetros locales permiten”, comenta Saldarriaga, resumiendo la tensión constante entre lo nuevo y lo tradicional que atraviesa el proyecto. 

Los arquitectos de Alsar Atelier no quieren camuflar ni poner de relieve la casa; más bien, la presentan con naturalidad. Es al mismo tiempo un gesto contemporáneo y una continuación de los ritmos constructivos del territorio. La vivienda, asentada en una pequeña franja del extenso lote, no coloniza, se posa. Y esa postura, que evita el cliché de lo rústico y el artificio de lo moderno, quizás sea su mayor virtud.

Cinco puntos para resaltar

1. Alsar Atelier explora una reinterpretación formal de la cubierta tradicional al incorporar una pendiente doble que responde a la topografía de la zona.

2. La vivienda, organizada en siete niveles escalonados, se adapta al terreno con una lógica de ocupación progresiva.

3. La materialidad combina basamentos de piedra local y concreto porcelanizado, articulando interior y exterior con continuidad tectónica.

4. El programa se organiza a partir de elementos sólidos monolíticos que dejan vacíos habitables, generando riqueza espacial.

5. En el diseño se privilegia la cocina-comedor como núcleo funcional, desplazando la noción clásica de sala principal.

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