Una de las ideas más primitivas sobre la arquitectura es que esta forma parte de la geografía. Para los antiguos griegos, por ejemplo, la Acrópolis de Atenas no era simplemente una serie de construcciones sobre la montaña: era la montaña misma, continuada y esculpida en templos desperdigados y teatros escalonados en la pendiente.

Esta noción que vincula el relieve del suelo con las estructuras que erigimos aún perdura, y Casa da Levada, construida en una ladera de la localidad portuguesa de Penafiel, la pone en evidencia.

Diseñada por la firma portuguesa Tsou Arquitectos, esta casa surge horizontal sobre una colina de pendiente suave. Vista desde arriba, la construcción se camufla gracias a sus cubiertas ajardinadas y sus muros de piedra; la idea era mimetizar la vivienda, por lo que sus líneas rectas quedan apenas esbozadas en el paisaje.

Una rampa descendente entre muros configura el acceso, el cual, luego de atravesar un umbral pétreo, se abre a un pequeño patio desde donde se domina el panorama boscoso. Alrededor de este vacío se distribuyen tres habitaciones sobre un costado y el ala social enfrentada a estas.

La arquitectura y diseño interior de la casa

El interior, de muros y cielos blancos, se opone a la materialidad de las fachadas, que retoma las rugosidades y los colores del entorno. Un árbol anima el patio, mientras una piscina con acceso directo desde la alcoba principal define uno de los bordes de la terraza, a manera de mirador.

La condición semienterrada del proyecto contribuye al confort climático del espacio, pues la inercia térmica de la tierra actúa como un aislante natural, tanto en los meses cálidos como en los fríos. Por otra parte, el uso de pisos radiantes permite calentar o enfriar el ambiente mediante agua bombeada a distintas temperaturas que, gracias a la baldosa cerámica aplicada como acabado, se distribuyen homogéneamente; además, un sistema de ventilación mecánica hace posible la renovación del aire, sin tener pérdidas de temperatura.

Los techos cubiertos con vegetación y los revestimientos de fachada en paneles de corcho no solamente hacen eco del lugar, sino que también responden a una serie de decisiones técnicas que mejoran la eficiencia energética y la durabilidad de la construcción, volviéndola más sostenible.

Esta vivienda no se posa sobre la colina que ocupa ni se impone sobre la geografía; por el contrario, establece con ella un diálogo para quedar ambas fundidas. Se oculta con sus materiales y se revela con su geometría, paisaje construido para habitar la tierra y mirar a la distancia. Casa y montaña son lo mismo.