Así como el hogar es reflejo de nuestra personalidad, la oficina materializa los valores de la empresa que representa. De ahí que la hoja de ruta para un proyecto de este tipo responda tanto a las necesidades funcionales y técnicas de los usuarios, como a la identidad y a la cultura empresarial, lo que conlleva aspectos sensoriales y estéticos, entre los que se destacan la materialidad, la paleta de colores y el mobiliario. En pocas palabras, la imagen de una compañía está ligada a su infraestructura física, y no solo a los productos o servicios que ofrece.

Un ejemplo de lo anterior es esta oficina, ubicada en el barrio El Chicó, en Bogotá, que transmite una imagen moderna y, sobre todo, innovadora; análoga a su modelo de negocio, basado en el uso de la tecnología. El edificio donde se encuentra ronda los cuarenta años de antigüedad, razón por la que decidieron hacer una remodelación total.
La arquitecta Susana Garavito —fundadora y gerente de Basalto Studio— buscó aprovechar cada centímetro, ya que el área es limitada —50 metros cuadrados— y el programa necesitaba un buen número de puestos de trabajo. El reto consistía en lograr conjugar los requerimientos funcionales y las premisas estéticas. Una tarea nada fácil, que solo mediante el buen diseño se consigue.

Una de las estrategias utilizadas por la arquitecta para aumentar la percepción espacial fue eliminar el cielorraso y recubrir el entramado de vigas y viguetas con drywall. “Tuvimos suerte de que la mayoría de los tubos no estuvieran suspendidos bajo la placa —manteniéndose a la vista—, porque esto habría implicado encontrar la forma de cubrirlos o integrarlos al armazón del techo”, comenta Garavito.
Sin embargo, esta feliz casualidad no se repitió en el caso de los casetones, cuyas dimensiones variaban levemente debido a que había varios engrosamientos a lo largo de las viguetas; de ahí que Garavito haya optado finalmente por revestir la estructura del techo, aunque respetando su configuración geométrica.

Los materiales usados en el diseño
La selección de materiales renovó, ciertamente, la apariencia anticuada de la oficina original, al tiempo que contribuyó a la definición de su imagen corporativa. El piso, fabricado en madera natural, amplía visualmente el área gracias a su color arena —que presenta ligeras variaciones en el tono por su origen natural— y a que está instalado de manera longitudinal.
El contrapunto son las paredes de microcemento, cuya textura y color contrastan armónicamente con el suelo. “En cuanto a los acabados, busqué que estos complementaran la espacialidad abierta y dinámica del proyecto”, explica Garavito.

El área es abierta, con el fin de favorecer el trabajo tanto individual como colectivo. De ahí que hayan dispuesto los módulos individuales —divididos entre sí por medio de un delgado panel texturizado— junto a una oficina que eventualmente puede cerrarse para llevar a cabo reuniones de equipo o abrirse, de ser necesario.
“Debíamos crear un espacio dinámico, pero que al mismo tiempo permitiera trabajar individualmente. La solución fue sencilla: instalamos una serie de divisiones que separan sutilmente cada puesto de trabajo y favorecen la privacidad, sin afectar la iluminación”.
Por otro lado, sobresale la banca flotada, diseñada con el propósito de brindar a los miembros de la empresa un lugar donde descansar, tomar un café o tener una charla amigable. Esta se fabricó en melamina, en un tono que llama la atención respecto a la paleta de color utilizada en los acabados.

A simple vista se aprecia su carácter cálido y acogedor, que responde al hecho de que Garavito “quería que la oficina, además de un escritorio cómodo, ofreciera a sus trabajadores un sitio en el que pudieran cambiar de ambiente o hacer una pausa”.
El mobiliario es de la marca Herman Miller, salvo las lámparas, creadas por la arquitecta a través de su firma —Basalto Studio—. Su fisonomía escultural aporta un halo de sofisticación al espacio y lo distancia de la homogeneidad de los modelos contemporáneos. En este proyecto se logra plasmar con ingenio y belleza la identidad de la empresa, al tiempo que se optimiza el área disponible.
Cinco puntos para detacar
1. La arquitecta Susana Garavito diseñó el escritorio de la oficina principal con el fin de darle cierta preeminencia.
2. La composición del techo también obedece a las necesidades lumínicas de la oficina.
3. La lámpara Daz, diseño de Basalto Studio, se destaca por su forma escultórica y la delicadeza de sus materiales.
4. La banca flotada es un detalle único y un lugar especial para los miembros de la empresa.
5. Para evitar las molestas cajas de vidrio donde se suelen disponer los extintores, la arquitecta encontró un recurso original: un grafiti que simula la figura de un buzo.