El diseño de un ‘penthouse’ frente al mar para celebrar la vida

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El diseño de un ‘penthouse’ frente al mar para celebrar la vida

Simon Bosch

Memorias y sensaciones se entrelazan en el diseño de este penthouse, en Santa Marta, para crear una obra en las alturas, una vivienda suspendida en el aire, pensada para el goce de una familia que soñaba con un hogar íntimo y cálido.

Realizado por TARQ Studio en colaboración con la arquitecta Margarita Salazar, “este penthouse ofrece un refugio tranquilo frente al mar, donde el diseño y la naturaleza se encuentran en armonía”, explica Eduardo Torrente, fundador de la firma. Y es justo esto lo que se percibe desde el primer instante: una atmósfera donde cada espacio habla de serenidad, estética y pertenencia.

La historia de este proyecto comienza tiempo atrás. “El primer encuentro fue uno o dos años antes de comenzar”. Su cliente buscaba orientación no solo para el diseño del inmueble, sino también para encontrar el lugar ideal para crear su nuevo hogar. Desde ese momento, el arquitecto identificó que la familia sería el pilar inquebrantable de la obra.

La vivienda debía acoger las múltiples formas de vivir y habitar de sus miembros, sin fragmentar la unidad del conjunto. Por esto, la consigna que rigió cada decisión fue reunir en un solo lugar los distintos usos. La ubicación privilegiada, el clima, la relación con el mar y la herencia cultural caribeña erigieron la inspiración del proyecto, concebido como “una casa en el aire con vista frente al mar”.

El resultado fue una arquitectura donde el 40 % del programa está destinado a zonas exteriores. Cuando se le pregunta a Torrente por el corazón del penthouse, no duda en responder: “La terraza”. Este espacio es el verdadero epicentro de la vida familiar, un sitio para compartir, descansar, celebrar, contemplar.

Esa gran terraza domina la escena, no solo como espacio funcional, sino como centro emocional del hogar. “Queríamos que esta área estuviera consolidada, y que, aparte de cumplir los usos de una zona exterior tan extensa —como piscina, jacuzzi y cocina—, evocara placer, sobre todo por el clima”. 

De este modo, el espacio se divide en dos zonas: una cubierta por una pérgola, ideal para encuentros sociales, y otra abierta, donde una piscina revestida con piedra natural y un deck de madera entablan un diálogo con la vegetación, creando un microclima de frescura.

Detalles en el diseño del ‘penthouse’

En el primer nivel del apartamento se despliega un flujo abierto, donde sala, comedor y cocina integrada se comunican sin interrupciones visuales. La diferenciación sutil de estas zonas se logra mediante nichos en el cielorraso, que contribuyen a marcar los espacios.

“La madera en los muros sube por la escalera al segundo piso, integrando ambos niveles visualmente”. En este gesto de continuidad se siente el cuidado por cada detalle y la búsqueda de una narrativa espacial sin cortes. Este mismo piso acoge elementos personales que los clientes han recolectado durante años, piezas que conforman una sección de tesoros que le dan carácter y personalidad a cada rincón.

En el segundo piso, las habitaciones se diseñaron a partir de las personalidades de cada integrante de la familia. Pero además de lo anterior, en este nivel se alcanza un equilibrio entre lo individual y lo colectivo: cuenta con áreas tanto para desarrollar sus hobbies como para compartir en zonas comunes, pensadas para el encuentro.

Uno de los espacios más sorprendentes es el baño social, que se aparta de la paleta neutra y cálida del resto de la vivienda para explorar un lenguaje más audaz. Por ejemplo, los tonos vino tinto y los revestimientos en piedra natural se apoderan de esta zona y la convierten en una cápsula inesperada.

Materiales empleados en el proyecto

En cuanto a la elección de materiales, obedece a un lenguaje simbólico, clave para lograr atmósferas que se sienten más vivas. El porcelanato en tonos arena evoca las playas cercanas; la piedra travertina en las zonas exteriores resalta la conexión con la naturaleza, y la madera aporta calidez, textura y profundidad. “Involucramos materiales que no habíamos empleado antes en la playa, como la madera natural en el segundo nivel”, explica Torrente.

Esta es una obra que desdibuja los límites entre interior y exterior, fusiona lo arquitectónico con lo emocional y abraza la autenticidad. Un lugar que no se percibe como intocable, sino que invita a habitar con los sentidos despiertos. “Es un espacio que está en constante uso, que se disfruta en familia y con amigos”. Y eso es, precisamente, lo que se consigue: celebrar la vida frente al mar.

Cinco puntos para destacar

1. La gran terraza, que articula la vida en familia, es el eje central del proyecto.

2. El 40 % del programa lo destinaron a las áreas exteriores.

3. La línea narrativa del diseño prioriza disfrutar la vida en familia.

4. Las cualidades de las zonas externas marcan la pauta estética.

5. Las piezas heredadas otorgan un carácter único al proceso creativo.

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