Al norte de Pekín, China, este edificio de apariencia monolítica se transforma al caer la noche. La contundencia del hormigón y la precisión estructural del acero se diluyen sutilmente en una atmósfera de calma, gracias al meticuloso trabajo de iluminación desarrollado por Puri Lighting Design. Aquí, la luz no solo revela formas, sino que construye sensaciones.

La propuesta parte de una dicotomía: una estructura robusta, casi industrial, envuelta por una retícula metálica que necesitaba respirar visualmente. Para ello, el equipo de diseño optó por una estrategia de iluminación ascendente, instalando luminarias cuidadosamente seleccionadas con distintos ángulos de proyección —10° y 30°— y potencias de 36 W y 48 W respectivamente. Esta combinación permitió explorar texturas y profundidades, acentuando la verticalidad de la envolvente sin perder la ligereza deseada.

Detalles del diseño del edificio
En contraste con el interior, donde la luz es suave y envolvente, la piel exterior del edificio se anima con una presencia más marcada, generando una jerarquía visual que juega con la percepción del volumen.

Cada haz de luz se integra de forma casi invisible dentro de la estructura de acero, haciendo que la fuente desaparezca y solo quede el efecto: una elevación óptica, un movimiento sutil en la inmovilidad del concreto.

El uso de una luz blanca pura, con una temperatura de color de 4000 K, fue clave para transmitir una atmósfera de pureza, serenidad y contemplación. En un contexto dominado por la velocidad y el ruido visual, esta elección cromática invita al recogimiento. El edificio, antes una presencia densa, se convierte en un remanso de luz, destacándose no por imponerse al paisaje, sino por fundirse con él a través de una estética etérea.

Este proyecto demuestra cómo el diseño lumínico puede ser una herramienta narrativa. Al trabajar con la estructura, la sombra y la dirección, la iluminación transforma lo estático en fluido, lo pesado en liviano, y lo funcional en poético.

Así, en una ciudad como Pekín —donde la arquitectura se enfrenta constantemente al desafío de destacarse sin desentonar— esta intervención se posiciona como un ejemplo silencioso de cómo la luz puede habitar el espacio con inteligencia y sensibilidad.