Tres viviendas que celebran la diversidad del Caribe

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Tres viviendas que celebran la diversidad del Caribe

Alejandro Arango

La buena arquitectura siempre teje relaciones estrechas con el lugar que ocupa. Es la cultura, así como las costumbres de las personas, el vínculo que permite construir con propósito edificaciones.

Gracias a sus distintos modelos de ciudad, estas obras demuestran los diferentes tipos de arquitectura que se pueden lograr en la costa Caribe colombiana, cada una acorde a los usos que se requieren y el lugar donde se implanta.

1. Una arquitectura especial en el Tayrona

En esta casa, ubicada a orillas del río Mendihuaca, en el departamento de Magdalena, se juntan dos arquitecturas: una que remite a las técnicas locales y otra que se vincula con la tradición moderna. Diseñada para una pareja que pasa temporadas en el país, la construcción ocupa un claro alargado dentro del boque tropical de esta región turística. 

Fotografía: Alejandro Arango.

La presencia cercana del río condujo a que los arquitectos propusieran una casa lineal paralela a este, con el propósito de no modificar demasiado el terreno y de que la vida doméstica se vincule con el agua.

Arquitectura viviendas en el Caribe colombiano.
Fotografía: Alejandro Arango.

Así, organizaron la planta en un sistema de galería —una secuencia de estancias conectadas por un pasillo—, donde el corredor, animado por pequeños ambientes amoblados, se llevó a la parte trasera del lote para que las personas que estén en las habitaciones y en la zona social disfruten del paisaje inmediato gracias a terrazas privadas, resguardadas con persianas laterales de madera. 

Fotografía: Alejandro Arango.

El basamento de la residencia se concibió como un volumen entre dos placas de concreto. La primera de estas es una losa de fundación flotante que hizo posible la construcción, pese a los niveles de humedad de la tierra.

Lea el artículo completo de esta obra aquí.

2. El diseño ideal en un apartamento de Barranquilla

Bajo la premisa de que la arquitectura doméstica debe ser capaz de reflejar la personalidad de sus habitantes, el arquitecto cartagenero Giancarlo Mainero Bernal —fundador y director de MNRO Studio— llevó a cabo una obra cuyos principales elementos responden a la pregunta de quiénes son el cliente y su familia.

Fotografía: Iván Ortiz.

El apartamento, ubicado en Barranquilla, abarca un poco más de 300 metros cuadrados, que incluyen zona social, área privada —habitaciones— y servicios —cocina, cuarto de ropas y baños—.

Fotografía: Iván Ortiz.

“Aunque se encuentra en un edificio construido hace relativamente poco tiempo —cuatro años, aproximadamente—, optamos por remodelarlo todo, pues los acabados iniciales no se ajustaban al estilo de sus propietarios”, explica Mainero.

Fotografía: Iván Ortiz.

De hecho, la distribución se mantuvo, en términos generales. No obstante, se remplazó la materialidad, en tanto que el mobiliario se adquirió en el extranjero o se mandó fabricar en función de las condiciones espaciales y de diseño del arquitecto. 

Lea el artículo completo de esta obra aquí.

3. Una vivienda para el descanso en Barú

El arquitecto David Restrepo y su equipo, de la firma David Restrepo Arquitectos, diseñaron esta vivienda de 810 metros cuadrados a partir de dos volúmenes unidos por un patio central, que tiene la función de integrar un elemento esencial de su privilegiado entorno: el agua.

Fotografía: ©Mónica Barreneche, El Buen Ojo.

La vivienda, ubicada a 47 kilómetros de Cartagena de Indias, limita con el manglar y se abre al mar. “Buscábamos que la piscina y el mar se vincularan con el interior —dice Restrepo—. El mar entra visualmente a través de la grieta —el patio— hasta el mismo ingreso de la casa«.

Fotografía: ©Mónica Barreneche, El Buen Ojo.

«La intención era que, al pasar el dintel de acceso, uno se encontrara con la presencia del mar”. Y fue precisamente esta búsqueda por incorporar la naturaleza lo que determinó el diseño y la materialidad del proyecto», añade el arquitecto.

Fotografía: ©Mónica Barreneche, El Buen Ojo.

El uso de los materiales —en especial de sus propiedades y tonalidades— fue esencial dentro de la estrategia del arquitecto para lograr no solo ese vínculo entre la casa y el lugar, sino también el confort necesario para que habitarla resultara una experiencia enriquecedora para los sentidos.

Lea el artículo completo de esta obra aquí.

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