Los centros históricos del Caribe colombiano: patrimonios vivos

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Los centros históricos del Caribe colombiano: patrimonios vivos

Juan Miguel Bonilla, cortesía Fondo de Promoción Turística de Santa Marta

Santa Marta

Aquel añejo pero acertadísimo lema de “La magia de tenerlo todo”, con el que aún se promociona a Santa Marta como destino de vida, negocios, ocio y placer, cobra total significado en su centro histórico, a partir del proceso de recuperación que se formuló hace exactamente dos décadas, pero que solo se puso en marcha a finales de la anterior, cuando se juntaron la visión de unos románticos urbanistas y arquitectos locales, el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la ciudad y la decisión del Gobierno nacional de entonces de llevar a cabo un programa en ese sentido en todo el país.

Los primeros pasos fueron la declaratoria de patrimonio de la zona y la formulación del Plan Centro, con el principio básico de que lo importante era conservar el valor contextual urbano. Este valor se dimensiona plenamente cuando se caminan sus calles, se ven las líneas de cornisas y se observan las cubiertas en azotea de las sencillas y pequeñas viviendas de un piso, así como la sucesión simétrica de sus altas ventanas.

Fotografía: Luisa Fernanda Ramírez, cortesía Fondo de Promoción Turística de Santa Marta.

Siendo así, estas cosas permiten la ventilación e iluminación natural, y de portones que daban acceso a zaguanes, los que a su vez llevaban a patios laterales y traseros, en cuyos alrededores se disponían las habitaciones, mientras que las zonas sociales se emplazaban en las áreas de adelante; todo esto estaba soportado por tipologías constructivas hechas con ladrillos de carga, y estructuras en vigas de madera y techos planos.

Como bien lo explica la urbanista Mónica Villalobos, una de las gestoras y ejecutoras del Plan Centro, a esa configuración homogénea se sumó la peatonalización de ciertas calles, con el propósito de unir todas las plazas, parques y espacios públicos importantes de la zona.

En las cuentas de Jorge Laborde, arquitecto que también formó parte de ese proceso y quien ha restaurado un número significativo de inmuebles, el centro histórico de Santa Marta tiene aproximadamente 1.400 edificaciones con características patrimoniales.

Entre ellas más de 800 valoradas como patrimonio contextual y tradicional, concepto que incluye a los árboles que atenúan el calor, los andenes estrechos por los que transcurre la vida y los sitios de encuentro, elementos que en conjunto “hacen adorable al contexto urbano samario”.

La urbanista Villalobos señala que las intervenciones en ese tipo de inmuebles se realizan también bajo los preceptos de que el mantenimiento del patrimonio es costoso —por lo que tiene que ser rentable y sostenible—, que la ciudad nunca se queda quieta —siempre está cambiando— y que se debe construir sobre lo construido, es decir, hacer una conservación volumétrica, mantener la esencia de los espacios y evolucionar permanentemente, en lugar de borrar, demoler y volver a empezar, conservando apenas —a veces a medias— las fachadas.

Centros históricos Colombia, arquitectura y restauración de patrimonio.
Fotografía: Cortesía Colombia Artesanal.

Con la intervención del sector público y el boom de información sobre la puesta en marcha del Plan Centro se despertó el apetito de los inversionistas, especialmente europeos en un principio, que visionaron lo que ahora es una realidad; comenzaron entonces a comprar inmuebles para destinarlos a primeras o segundas viviendas, pero también para hostales, hoteles y restaurantes.

Posteriormente, algunos empresarios locales se sumaron a esa misma dinámica. Laborde recuerda que, en aquellos primeros años de la recuperación del centro histórico de Santa Marta, las casas se vendían entre cuarenta y ochenta millones de pesos, dependiendo del área que tuvieran y del estado en que se encontraran. Cinco años después, las casas en ese sector ya costaban ochocientos millones.

Mompox, uno de los centros históricos de Colombia

En esta ciudad detenida en el tiempo, donde la obra literaria de Gabriel García Márquez parece materializarse con diversas y sucesivas puestas en escena en plazas, calles y casas, hay un proceso similar, basado en sus declaratorias como monumento nacional, en 1959, y patrimonio histórico y cultural de la humanidad por la Unesco, en 1995.

Fotografía: Cortesía Colombia Artesanal.

En Santa Cruz de Mompox, el proceso se inició con la recuperación y el mejoramiento del espacio público del sector conocido como La Albarrada, al igual que de lugares icónicos como la plaza de la Concepción, en torno a la cual se dice que se desarrolló la primera población española; a un lado de la plaza se erige la iglesia de la Inmaculada Concepción, y al otro el inmueble donde funcionó por mucho tiempo el mercado público.

Este año, las obras incluidas en el Plan Especial de Manejo Patrimonial (PEMP) de Mompox se extendieron a las calles adyacentes a La Albarrada y hacia el sur de la ciudad. Entre las estrategias del PEMP se destacan la de preservar y mantener la arquitectura que forma parte del patrimonio cultural constituido por construcciones que datan de los siglos XVII y XVIII, especialmente, e impactar social, económica y ambientalmente al otrora importante puerto comercial del Bolívar Grande, de los tiempos del Libertador Simón Bolívar.

Afortunadamente, en las bellas casas coloniales ubicadas en el centro de la ciudad sigue habiendo un alto número de residentes, con lo cual se cumple lo dispuesto en todos los PEMP de que en estos sectores se debe mantener el uso residencial, en paralelo con otros, como el comercio y los servicios turísticos.

Aunque algunos expertos advierten que promover la alta afluencia de visitantes en zonas de habitación de los residentes no es válido y raya en la utopía, comoquiera que el patrimonio es protegido para los locales y para promover el sentido de pertenencia y de identidad a partir de la preservación de la memoria histórica, el desafío de las autoridades es cumplir el objetivo de mantener los usos mixtos, con un turismo bien planeado y pensado, y mejor ejecutado como sector productivo.

Barranquilla empieza su rumbo

La buena noticia es que el actual gobierno mantuvo en su Plan Nacional de Desarrollo (PND) lo establecido en el anterior, con miras a facilitar la gestión del centro de las ciudades. Esta norma, si bien es general, favorece particularmente a centros históricos como los de Santa Marta, Mompox e incluso Barranquilla, donde el plan de recuperación avanza de manera extremadamente lenta y solo tiene como hitos, por ahora, las plazas de San Nicolás y de San Roque, con sus respectivas iglesias del mismo nombre.

Cualquiera que sea el instrumento que garantice la reactivación de los planes de recuperación de los centros históricos de Santa Marta, Mompox y Barranquilla, atrevámonos a recorrerlos desde ya para descubrir plenamente la genuina idiosincrasia de samarios, momposinos y barranquilleros, y contagiarnos hasta el extremo de ella, allí donde la cultura verdaderamente genuina de estas ciudades adquiere y mantiene su real dimensión. Todas distintas entre sí, pero todas iguales en su condición de territorios de la gran cuenca del Caribe.

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