Concreto más allá de la construcción: objetos rústicos y abstractos

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Concreto más allá de la construcción: objetos rústicos y abstractos

Lina María Olmos, cortesía Kret

Se podría decir que el estudio Kret no nació en el mundo del diseño, sino que surgió de la arquitectura. La razón es simple: su fundadora, la arquitecta Lina María Olmos, lo creó con la idea de llevar el concreto a otro nivel. 

Objetos hechos en concreto de la marca Kret.

“Empecé a hacer pruebas para llevar al límite este material —cuenta la arquitecta—. Lo usé con moldes, lo mezclé en diferentes proporciones e investigué mucho. Incluso tomé cursos para manejarlo mejor. Con ese conocimiento, quise innovar: comencé a implementar colores, a explorar texturas y acabados”. 

Esto que cuenta Olmos empezó en 2019. Desde entonces, ha desarrollado la técnica hasta refinarla. De esa manera, Kret ofrece objetos como materas, floreros, bandejas, portavasos y percheros. Todos los diseños —que se pueden encargar en la cuenta de Instagram del estudio, @kret_colombia— son de la arquitecta, e incluso el proceso de fabricación y la fotografía también pasan por sus manos.

El concreto el punto de partida de Kret

El nombre de la marca es una abstracción de la palabra concreto, material que, a todas luces, es el origen y el centro del proyecto. “Si el concreto aguanta edificios y puentes, seguramente se puede utilizar a una escala menor muy interesante; es esbelto y liviano, gracias a su resistencia, pero también a su versatilidad y a las características de sus componentes”.

Precisamente por sus usos convencionales en la construcción, se puede pensar que es un material denso, en kilos y en aspecto. Pero en objetos pequeños, como platos o floreros, no es mucho más pesado que el cristal, la cerámica o la porcelana. Además, se le puede dar un acabado limpio y una textura intencionada. Esto depende de lo que requiera cada pieza. 

Por su parte, Olmos confiesa que está más interesada en lo rústico e “imperfecto” que puede llegar a ser el concreto, razón por la cual insiste en respetar su comportamiento natural, incluso su desgaste y su deterioro. Según cuenta, su mayor reto ha sido comunicar la idea de la importancia de apreciar su evolución orgánica.

“En un primer momento, uno puede sentir rechazo al ver que a una maceta de concreto le salga moho, pero si se conoce el material, no hay nada que temer. Es parte de su belleza. Por su porosidad, se impregna de humedad y permite que la biología fluya a través de él”. 

El hecho de que el concreto sea más o menos prolijo depende del tratamiento que se le dé. Por ese motivo, las bandejas o platos de Kret son pulidos, limpios, lisos y delicados. En un caso o en el otro, los objetos de este estudio son piezas de gran valor estético, más allá de su utilidad. 

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