Azul Barichara, la historia de un color ancestral rescatado por una arquitecta

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Azul Barichara, la historia de un color ancestral rescatado por una arquitecta

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La historia de la humanidad siempre se ha visto llena de color gracias a la interacción que tenemos con un ambiente rico en biodiversidad y tonos vibrantes. El color índigo (o azul profundo) es un tono utilizado por distintas civilizaciones y cuyo uso se remonta siglos atrás.

Fotografía: Guillermo Fischer.

Para artistas como la colombiana Ángela Jiménez el índigo es muy importante para expresar su arte, pues su relación con este color lleva tejiéndose varios años. Con su investigación y su trabajo logró reunir el material que se expondrá en la muestra titulada Azul Barichara.

Fotografía: Guillermo Fischer.

“Hace mucho tiempo, en Bogotá, una tintorera me contó que en el departamento de Santander se encontraba la planta de la que se extraía el tinte color índigo. Luego, el artista Juan Carlos Prada me contó que su abuelo sembraba esa planta cerca del río Suárez, durante el siglo XIX. Fue él quien me dio la primera planta que sembré”, recuerda la arquitecta.

Fotografía: Film.myworld.

Esta fue el primer acercamiento de Jiménez con la plata — llamada Indigófera Suffruticosa— de la cual se sintetiza el color índigo. El ejercicio como arquitecta en Barichara, Santander, con una arquitectura rustica y noble y con una paleta de color muy intensa, le ha permitido conectarse con los materiales de la región: la tapia pisada, el bahareque, los adobes y bloques de tierra compactos —BTC­­—.

Fotografía: Film.myworld.

Ella cree que no se necesita nada más para poner en pie una arquitectura reflexiva y es de ese interés de abordar las formas locales de construcción que nace sus investigaciones para salvaguardar ese sistema primitivo que ha permitido no solo desarrollar su trabajo sino aportar a la comunidad.

De esta forma ha educando sobre la extracción de este material a través de la materia prima que tienen en su entorno. A partir de ello, surge, además, el estilo artístico de la arquitecta.

Fotografía: Guillermo Fischer.

Dentro de su exposición, Índigo, se da lugar a hacer un recorrido ancestral por la historia y el uso de estos materiales como el papel de piña, bambú y el índigo. La arquitecta concede un atributo de estos recursos en cada muestra.

Fotografía: Guillermo Fischer.

El color azul índigo

Este color intenso tiene matices que van desde el azul claro hasta un tono casi negro. A finales del siglo XIX, este pigmento era empleado de forma indispensable, valiéndose de su virtud, por ser un material sostenible. Su extracción artesanal era una tarea importante en distintas regiones. Con el paso del tiempo se fue olvidando y la técnica fue reemplazada por otros recursos.

Fotografía: Film.myworld.

Santander fue una de esas regiones influenciadas por el uso del índigo y es precisamente esa conexión hacia estos colores lo que han permitido un acercamiento propio con esa técnica ancestral. “En Barichara abundan los terracotas y ocres, pero me parecía que a esta paleta le hacía falta el azul”, comenta la arquitecta.

Fotografía: Film.myworld.

«Investigué mucho en libros y en internet. Estuve muy asombrada durante todo ese proceso de recolección de información. Era una técnica muy popular en este territorio, pero ya nadie la recordaba”, dice Jiménez. De esta forma la composición que se logra con la planta añil para obtener este poderoso color ha sido la inspiración para la artista.

Fotografía: Guillermo Fischer.

El proceso para obtener el color

Fotografía: Guillermo Fischer.

La extracción artesanal que se hace de la planta de añil rescata los valores de una comunidad que se aferra a la tradición por encima del uso industrial de tintes. “Las hojas se dejan fermentando sumergidas en agua durante un día y una noche. Esto debe hacerse en luna llena. Este proceso crea una gran variedad de verdes y azules. Al líquido se le adiciona la solución alcalina y luego se oxigena», explica Jiménez.

Fotografía: Film.myworld.

Esta mezcla pastosa azul es lo que da lugar al índigo. Este pigmento es un material que se puede usar en diferentes técnicas plásticas. Por esta misma razón, Jiménez ha incluido en sus obras la técnica puesta en papel, a partir de fibras naturales del entorno.

Fotografía: Film.myworld.

Este proceso es, además, amigable con el medioambiente, pues reduce la huella de carbono. Es otra de las razones por las que esta es la base del trabajo de la arquitecta.

“Me concentré en usar el papel de fibras de piña y lo he intervenido con cañas de bambú, con alambre dulce y con semillas de sagú”, concluye. Estas virtudes técnicas, que se pueden apreciar como producto final en las obras de Jiménez, es un reflejo de esa conexión entre el territorio natural, la tradición cultural y las posibilidades de construir en diferentes aspectos.

Fotografía: Film.myworld.

Dentro de la exposición Azul Barichara, los espectadores tienen la oportunidad de sumarse a este encuentro artístico, mediante las obras de la artista y mediante el conocimiento sobre el proceso encantador del índigo a través de elementos audiovisuales.

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